martes, 5 de enero de 2016

El primero

La novedad siempre asusta, y más cuando se está lejos de casa, lejos de la familia, lejos de los amigos. Pero lo que uno no espera o al menos no sabe que puede pasar es el hecho de que en todos los rincones del mundo, siempre va a haber alguien que te va a dar una mano, sea cual sea el idioma que te separe. Que va a haber gente en la misma situación que vos y que lo único que esperan es encontrar a alguien más para compartir una comida, una cerveza, un día de recorrida o intercambiar modos de vida de diferentes culturas y quién te dice formar una amistad a partir de eso. Uno escucha la frase "viajar solo no significa estar solo" y duda, pero es realmente así. Desde que llegué a Australia no hubo un día que no haya conocido a alguien nuevo, algunos solo serán caras conocidas que te cruzaras seguido, otros se van a convertir en amigos, con otros terminaras viviendo, y otros quedaran en ese encuentro. Lo importante es que cada uno que te cruces forma parte de la experiencia que vivís cada día, de los problemas que se te presentan, de sus soluciones, de los momentos lindos y de los momentos no tan buenos también. Y como dice un amigo, la vida es una cadena de favores, así como el me ayudó a mi en ese momento cuando no tenía que hacerlo, a mi me toca lo mismo, y quiero que este mensaje sirva como parte de esa ayuda, sea el propósito que cumpla en cada persona que lo lea.
Por mí es meramente compartir las sensaciones de las primeras semanas.